Otelo

Partimos del espíritu del Clown, la farsa, la sátira para exponer las pasiones más irresistibles de esta tragedia, de traiciones, intolerancias, vanidades y de violencias.

 

El humor se implica para que sea más mordaz y encuentra calidad y matices en la temática.

 

La idea no es respetar el purismo verbal o el racionalismo de sus personajes, sino hallar el espíritu Shakespeariano de su propia obra.

 

A veces la profunda religiosidad con que se escenifica a Shakespeare ha ido en contra de su espíritu. Por lo cual creemos que nuestra propia irreverencia nos dará un carácter estético en beneficio de la propia naturaleza de la obra.

        

Nuestro Otelo es más perverso, más sexual, más ruin, incorporando atmosferas donde se satiriza mejor los deseos oscuros del ser humano. El texto es ágil, despiadado, concreto, actual. El espacio es vacío para crear otros espacios con elementos escenográficos. Es primordial la iluminación para ir desmembrando la estética, la intriga subterránea de los personajes, la progresión de la demencia de los celos y  la venganza.